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Descubriendo la belleza natural de las escenas pastorales de Gustav Klimt

Descubriendo la belleza natural de las escenas pastorales de Gustav Klimt

El renombrado pintor simbolista Gustav Klimt es mejor recordado por sus sensuales retratos de mujeres en pan de oro. Sin embargo, su dedicación al paisaje es menos conocida en la actualidad. Durante años, Klimt pasaría sus vacaciones de verano en el campo austriaco, inmerso en plasmar el terreno rural en un lienzo.

La última exposición en la Neue Galerie de Nueva York, "Klimt Landscapes", revela cómo los retratos del artista se interconectan con sus paisajes. Ambos géneros transmitían intensa emoción y vida.

En 1901, buscando escapar de la dura atmósfera de Viena durante el verano, Klimt le escribió a su musa Emilie Flöge sobre su anhelo de partir hacia el lago Attersee, cerca de Salzburgo. Allí, acompañado de su círculo artístico de vanguardia, el pintor encontraba cada temporada de verano un respiro en el consuelo de la naturaleza. Durante las vacaciones de verano que pasó participando en Sommerfrische, la tradición vienesa de escapar al campo, Klimt aprovechó la oportunidad de explorar nuevas vías artísticas alejadas de sus encargos de retratos.

Sin las presiones financieras de su trabajo en la ciudad, el pintor se aventuró al aire libre para capturar las escenas bucólicas que tenía ante él a través de la pintura al aire libre. Representa parques de un verde intenso y árboles cargados de frutas envueltos en hiedra en un estilo más libre que sus retratos normalmente meticulosos. Sin una formación formal en paisaje, Klimt experimentó libremente con técnicas directamente sobre el lienzo. En Park at Kammer Castle (1909), puntos puntillistas de distintos tonos más fríos o más cálidos caracterizan individualmente cada forma uniforme de árbol, mientras que pinceladas más largas y pastel construyen el lago sin rastro de azul. Una sola rama de color marrón grisáceo proporciona al espectador una indicación suficiente de que está contemplando una escena boscosa junto a un lago.

Sin las restricciones de los estudios, Klimt probó nuevos métodos en obras como ésta que exponen su abandono artístico en los dominios de la naturaleza.

Los exuberantes paisajes proporcionaron una sensación de consuelo al artista. De 1914 a 1916, Klimt y Flöge escaparon al remoto pueblo de Weissenbach para pasar sus vacaciones de verano. Allí alquilaron la Casa del Guardabosques y se sumergieron en el entorno natural con poca interacción con los lugareños. Durante este tiempo aislado, Klimt completó dos obras importantes que representan la Casa del Guardabosques sumergida en el paisaje. En las pinturas, la exuberante hiedra casi envuelve la cabaña, mientras que los coloridos marcos de madera de las ventanas se asoman a través del follaje. En los alféizares de las ventanas florecen más flores, con ramos de rosas, peonías y tulipanes, una muestra de la generosidad natural que envuelve la escapada que inspiró a Klimt durante estos años de reflexión.

Klimt fue capturado a menudo en fotografías de amigos como Emma Bacher-Teschner, Madame d'Ora, Antios y Fritz Walker. En una galería contigua, las imágenes muestran al artista posando solo con su túnica característica o con Flöge y sus compañeros mientras caminan por caminos de tierra, se sientan a charlar entre la hierba o navegan en un barco sobre el agua. El círculo social de Klimt se superpuso con el influyente Vienna Camera Club, apreciadores del impresionismo francés que produjeron fotografías de paisajes más suaves y vibrantes. La exposición a sus obras impactó profundamente las pinturas de Klimt. En una sala de exposiciones, fotografías como la pradera en tonos sepia de Heinrich Kuehn, llena de hierba, árboles y cielo, demuestran las tendencias impresionistas del Camera Club. Su influencia aparece claramente en piezas de Klimt como El gran álamo, donde el paisaje se presenta en un estilo más confuso y borroso que refleja las impresiones de estos fotógrafos sobre las escenas de la naturaleza.

Finalmente, examinar los paisajes de Klimt arroja luz no sólo sobre su experimentación artística, sino también sobre el profundo consuelo que ofrecieron durante la agitación urbana. Estas escenas rurales, capturadas con una libertad novedosa mientras estaba de vacaciones en el campo, revelan una conexión simbiótica entre su retrato y su vínculo con la naturaleza. Mejoran nuestra comprensión de su perspectiva creativa matizada y el considerable impacto de su entorno en su obra.

Sus pinturas pastorales, liberadas de limitaciones y alimentadas por visitas al campo, revelan los vínculos íntimos entre sus retratos y la inmersión en el mundo natural. Esta simbiosis enriqueció ambos géneros y nuestra visión de la visión multifacética de Klimt estuvo profundamente moldeada por el lugar.

Arte
Sin lecturas
5 de julio de 2024
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